Échale la culpa a la heroína: De Iguala a Chicago by José Reveles (Diciembre 11, 2018)

de Grijalbo
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Pasta, goma, caballo, dama blanca, reina, chiva, potro, h, smack, junk, skag, black tar...
son algunos de los muchos nombres con los que se designa a la heroína, la droga ilícita más importante y peligrosa en México: genera al menos diecisiete mil millones de dólares anuales en ganancias y ha suscitado un parque jurásico de las peores prácticas criminales.
 
Los máximos responsables de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa son los tres más recientes presidentes de la República, sostiene José Reveles. Ellos deberían haber conducido una política antidroga firme y soberana. Sin embargo, claudicaron para servir ciegamente al apetito de Estados Unidos, el país con el mayor número de adictos.
Desde el sexenio de Vicente Fox, devela el autor, se resolvió dejar de fumigar por aire los plantíos de cannabis y adormidera. En la actualidad, el ejército combate a mano esos sembradíos, pero a un ritmo que nunca alcanza su aumento desmesurado. Así, la errática “guerra contra las drogas” ocasionó que México se convirtiera en el segundo productor mundial de heroína, sólo después de Afganistán, desbancando a Colombia y al llamado “triángulo asiático”.
En zonas de ingobernabilidad, como Guerrero, los cultivos prohibidos viven en plena jauja, aceitados con corrupción federal, estatal y municipal. Precisamente en ese infierno cayeron los normalistas. Y parece que nadie había querido verlo. Échale la culpa a la heroína.